Lo malo es que estaba yo en la oficina, sin acceso a tele, radio y hasta al Internet. Lo bueno es que mi compañera del lado, sin temor alguno a las autoridades, se atrevió a poner el juego de México contra Francia en la pagina de Internet de no se quien, y por ese medio nos tenia a todos informados.
Por supuesto, en gran parte, los de la oficina no son latinos ni extranjeros de otras partes, y por lo mismo sin mucho interés al asunto. Pero en las líneas de producción, ¿Qué tal? Ahí, formados los paisanos, esperaban saber detalles de los acontecimientos.
El proceso fue de lo mas sencillo: La compañera “gritaba” en tonos bajos con cada gol, y las dos nos poníamos a hacer llamadas a los teléfonos de la planta baja. Por mi parte, al terminar el juego, había yo terminado un reporte para entregar al gerente de la planta baja, y solo bastó con un inocuo “¡Viva México!” en pluma roja, colocado en el margen de la primera hoja, para diseminar el animo del momento.
El resultado final: Mexico = 2, Francia = 0
No habla espanol.
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